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La
Provincia de Entre Ríos |
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HISTORIA
DE ENTRE RIOS |
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FRANCISCO
RAMIREZ
Nació en concepción del Uruguay y murió en
Río Seco.
Caudillo entrerriano, llamado El Supremo por sus camaradas quienes
lo consideraban su único líder y portavoz, fue uno
de los primeros líderes del federalismo provincial contra
el unitarismo y la dominación de Buenos Aires.
De una familia prominente. Se incorporó al movimiento patriótico
en 1810 al actuar como nexo entre Díaz Vélez y Rondeau.
En 1811 se unió a Ricardo López Jordán (padre)
para apoyar al líder uruguayo J. G. Artigas en su lucha contra
los españoles en el Uruguay y en Entre Ríos y contra
la invasión portuguesa desde el Brasil de 1816.
Durante los siguientes años, hubo un equilibrio
inestable, en las provincias ribereñas, entre Santa Fe,
dirigida por Estanislao López, y Entre Ríos, bajo
Ramírez. Ambas opuestas a la dominación de Buenos
Aires. El Director Supremo, Pueyrredón, intentó
una política conciliatoria, mientras tanto, para proteger
su objetivo principal: apoyar a San Martín en su proyecto
continental de independencia respecto de España.
En 1819 la situación cambió dramáticamente
cuando José Miguel Carrera, ex presidente chileno, regresó
de su exilio en los Estados Unidos y Pueyrredón le impidió
que fuera a Chile, recientemente liberado por San Martín.
Carrera se alió con Carlos María de Alvear, que
estaba ansioso por recuperar el poder político en Buenos
Aires, y convencieron a López y a Ramírez para que
se unieran a ellos contra el Directorio.
La guerra estalló cuando López tomó por la
fuerza una carreta con sus ministros del gobierno que atravesaba
Santa Fe a cargo de Marcos Balcarce. Ramírez apoyó
al caudillo santafesino aduciendo que peleaban para eliminar la
tiranía del gobierno, restablecer la libertad popular y
la igualdad de los ciudadanos, es decir, de provincianos y porteños,
y para desalojar a los portugueses de la Banda Oriental. Esta
guerra de guerrilla de las provincias litorales contra Buenos
Aires adquirió tales proporciones que se le ordenó
a San Martín que trajera su ejército libertador
para defender Buenos Aires pero se rehusó. Ramírez
y López comandaron el ejército federal que derrotó
a Rondeau en Cepeda (1° de febrero de 1820) y firmaron poco
después el Tratado del Pilar, que señalaba el triunfo
de las autonomías provinciales sobre el predominio de Buenos
Aires.
La rivalidad entre Ramírez y López por el liderazgo
político de las provincias ribereñas, junto con
sus propósitos opuestos, finalmente los llevó a
un conflicto armado. Ramírez nunca había abandonado
la idea de erradicar a los brasileños portugueses de la
Banda Oriental y apeló a Buenos Aires para obtener ayuda.
Ese gobierno estaba ocupado combatiendo a los indios del sudoeste
de la provincia, incitados por Carrera y no podía enviar
sus tropas de inmediato al Uruguay. También había
firmado la paz entre Santa Fe y Buenos Aires (tratado de Benegas,
1820) y existía el proyecto de convocatoria de un Congreso
Nacional en Córdoba. Tanto Bustos de Córdoba como
López de Santa Fe y Martín Rodríguez de Buenos
Aires se oponían a Ramírez y lo consideraban un
obstáculo para la reorganización nacional.
Ramírez tomó la ofensiva, cruzó el río
Paraná hacia Santa Fe, acordó con Carrera intervenir
en un movimiento de pinzas contra Córdoba para vencer a
sus comunes opositores. Después de un exitoso comienzo,
Ramírez y Carrera fueron totalmente derrotados. Huyeron
por separado, con algunos de sus seguidores, para recobrar sus
fuerzas y renovar la lucha. En julio de 1821, Ramírez fue
derrotado por última vez cerca del Río Seco, donde
había esperado unirse con Carrera. Escapó con vida
pero, al descubrir que su compañera -la famosa Delfina
- había caído en manos del enemigo, regresó
para rescatarla y fue asesinado. Lo decapitaron y mandaron su
cabeza a Estanislao López, quien la exhibió públicamente
en el Cabildo.
La muerte de Ramírez puso fin a seis años de guerra
civil y contribuyó a la unidad nacional. De hecho, el federalismo
por el que él había luchado siguió siendo
una fuerza esencial que, décadas más tarde, desempeñó
un papel preponderante en la Constitución de 1853, en la
reorganización nacional en 1861-1863 y en la federalización
de Buenos Aires como capital, en 1880.
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