La degustación es el acto
esencial del mundo del vino., el momento crucial en donde el
consumidor evalúa el producto final, y emite juicio sobre
la calidad.
El acto de catar, asimismo, es uno de los pocos aspectos en
la que la tecnología no puede sustituir el trabajo humano.
La degustación es un ejercicio basado en el uso de los
sentidos: ningún aparato o elemento electrónico
puede reemplazarlos. Algunos sistemas de medición detectan
sustancias, e incluso aromas y sabores, pero nunca miden o evalúan
su calidad. Más allá de la destreza de diferentes
personas para la degustación, cada individuo posee gustas
y preferencias particulares, por lo que un mismo vino puede
ser juzgado de diferentes maneras, por diferentes catadores.
Lo primero que se debe asumir pues es que es un tema totalmente
subjetivo y personal.
Lo segundo es que la intensidad y la “calidad” de los sentidos
no son iguales en todos los hombres. En algunos prevalece
el olfato, en otros la vista, el gusto o el tacto, o dos de
ellos, o en casos privilegiados todos. Asimismo a medida que
pasan los años suelen amortiguarse algunos sentidos.
Esta condición genética no quita que los sentidos
puedan educarse mediante la práctica de la degustación,
el análisis comparativo de vinos.
Claro que existen lineamientos elementales que limitan las
“subjetividades” mencionadas, llevándolas a una mínima
expresión permitiéndola ajustarse a patrones
de juicio de aceptación y de validez más o menos
universal. Si en el mundo existen vinos de calidad, seguramente
debe haber un cierto consenso acerca de la calidad de esos
vinos. Ahora bien, ¿ cómo aprender a reconocer
los atributos y los defectos que hacen a los vinos superiores
o inferiores?
La primera cuestión a tener en cuenta es el momento
en que se realiza la degustación. Existen dos hipótesis:
la degustación del vino solo, y la degustación
del vino acompañado con las comidas Si la idea es catar
de un modo objetivo para poder apreciar las características
del producto, sólo interesa el primer caso. El vino
junto a la comida es un placer, y una combinación insustituible,
pero no sirve para evaluar al primero. La comida cambia el
sabor del vino, ya sea mejorándolo, empeorándolo,
básicamente modificándolo, según la combinación
elegida. Los catadores siempre prueban el vino solo, y así
debe hacerlo el consumido dispuesto a aprender. La manera
más sencilla de lograr esto sin mayores complicaciones,
es acostumbrarse a probar una copa antes de sentarse a comer,
tomarse un tiempo preliminar, si cabe para analizar el vino
o los vinos que se tomarán durante la comida.
Para degustar correctamente, deben tenerse en cuenta algunas
normas básicas que faciliten la operación y
optimicen los resultados:
- Contar con un mantel blanco o algún otro fondo
de ese color ( una hoja de papel) a fin de poder apreciar
correctamente el color del vino, sin grandes distorsiones
como sucedería si el fondo fuera crema o rosa.
- Por la misma razón utilizar copas de vino incoloro.
- No degustar en lugares donde haya olores fuertes, como
cocinas, depósitos o ambientes en donde se está
fumando o se haya fumado ( y no ventilado a fondo)
- No tener en el paladar gustos de alimentos o bebidas
consumidos con anterioridad.
- La iluminación diurna es la mejor. De lo contrario
son preferibles las luces dicroicas, los spots o veladores
a los tubos fluorescentes.
- Siempre es útil tener a mano papel y lápiz
para anotar las impresiones y opiniones sobre el vino degustado.
Registrar por escrito las impresiones es, en realidad, la
mejor manera de ayudar a la memoria a construir una “base
de datos”.
Al degustar el vino utilizamos los sentidos de la vista,
el olfato y el gusto.
Órganos |
Sentidos y sensaciones |
Características
percibidas |
- |
Ojos |
Visión
Sensaciones Visuales |
Color, limpidez
Fluidez, efervescencia |
Aspecto |
Nariz |
Olfato
(vía nasal directa)
Sensaciones olfativas |
Aroma bouquet |
Olor
|
Flavor
|
Olfato
(vía retronasal)
Sensaciones olfativas |
Aroma de Boca |
Boca
|
Gusto
Sensaciones Gustativas |
Sabor o Gusto
propiamente dicho |
Gusto |
Reacciones de la mucosa
Sensibilidad química |
Astingencia, causticidad
cosquilleo ( agujas) |
Sensaciones Táctiles |
Consistencia, liquidez,
fluidez, untuosidad |
Tacto |
Sensaciones térmicas |
Temperatura |
En ese mismo orden debemos analizar sus aspectos fundamentales:
primero el color, luego el aroma y finalmente el sabor.
Examen Visual: El primer vistazo permite
apreciar la limpidez y brillantez del vino. Los reflejos marcados
y cristalinos son más deseables en los blancos que
en los tintos, ya que estos pueden presentar rasgos opacos
y apagados que no afectan la calidad. Para analizar el color
se observa la copa sobre fondo blanco, en lo posible con una
fuente de luz cerca. En el caso de los vinos blancos la tonalidad
cromática se adivina casi de inmediato un color amarillo
de pálido a pajizo es indicio de la juventud, sobre
todo cuando aparecen visos verdosos. A medida que envejecen
los blancos van rotando hacia los tonos más subidos
y oscuro del amarillo, hasta llegar al dorado. En el tinto
los reflejos se pueden apreciar inclinando la copa unos 45
grados, hacia la parte de atrás de nuestra visión.
Es normal que el borde del liquido sea más claro que
en el centro. Si ese borde mantiene un borde rojo, o eventualmente
aparecen rasgos violáceos , estamos sin duda frente
a un tinto joven. Los tintos maduros y añejos poseen
reflejos de color ladrillo o teja, o cuando son muy viejos,
amarillentos.
Examen olfativo: La primera olfacción
se realiza con la copa quieta. Si en ese momento aparece algún
aroma extraño o desagradable, con seguridad se trata
de algún defecto de elaboración del vino. Luego
se hace girar la copa para que el vino adquiera un suave movimiento
de rotación y aumente su superficie de contacto con
el aire, liberando muchas sustancias aromáticas que
hasta ese entonces estaban tapadas. Esta operación
puede repetirse las veces que sea necesario, hasta tener en
claro el perfil aromático del vino degustado. Entre
los armas más comunes que se encuentran en los vinos
están los frutados, herbáceos, florales, especiados,
maderizados y de añejamiento.
Exámenes gustativos: con un pequeño
sorbo es suficiente para poder apreciar todas las características
gustativas. Haciéndolo recorrer toda la boca, vamos
analizando su constitución, y el equilibrio de sus
sabores. Tenemos sensaciones táctiles en el interior
de la boca a través del paladar y las encías
que nos permiten apreciar impresiones sobre el cuerpo y la
textura, tales como la causticidad del alcohol, la aspereza
de los taninos y la viscosidad. Al tragar el vino aparecen
por vía retronasal ( es decir por la comunicación
entre la nariz y la boca) los llamados aromas de boca o retrogusto.
Luego de ingerido el recuerdo del vino permanece por un lapso
de tiempo en el paladar. Cuando esta sensaciones es agradable
y dura varios segundos, es indicio de que estamos frente a
aun vino de buena calidad; cuando se borra casi de inmediato
no tanto.
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