La Paz cuenta con paisajes que encierran
una variada gama de accidentes naturales,
ideales para ser recorridos, explorados
y admirados.
Este maravilloso ecosistema es el orgullo
de los paceños, que conviven plenamente
con su ambiente natural.
Un
poco de historia...
La Paz, toma existencia
real y continua a partir de la Ley de Pascual
Echagüe, promulgada el 13 de julio de
1835; pero, como la mayoría de los
pueblos entrerrianos, podría decirse
que se generó casi espontáneamente.
Un puerto natural apto para embarcar los productos de la tierra, dió lugar
a la formación de un embarcadero. En los mapas del siglo XVIII figura
con el nombre de atracadero Cabayú Cuatiá, pues se encontraba
en la confluencia de, el arroyo del mismo nombre con el Río Paraná,
actual emplazamiento de la ciudad.
El
placer de La Paz...
Los paisajes de La Paz
encierran una gama variada de accidentes
naturales:
relieve de verdes lomadas, zonas impregnadas
por la frescura de bosques casi vírgenes,
barrancas empinadas que permiten panorámicas
deslumbrantes del río, grandes bañados
e islas. Todos estos elementos conforman
un hábitat tan diverso como excitante,
ya sea para la práctica de turismo
de aventura como para realizar deportes acuáticos
y terrestres, caza, pesca, exploraciones.
Y para un fin de semana de descanso, una
escapada a sus
famosas y atractivas estancias.
Atractiva
por naturaleza...
La Paz se convierte en un
verdadero centro de atracción turística
al verse favorecida por una rica y vasta
geografía. La Ciudad entera es una
auténtica expresión de naturaleza
de singular belleza. Esta realidad se fundamenta
en los innumerables motivos con los que la
ciudad cuenta, ya sean naturales, históricos,
culturales, deportivos, recreativos, así como
sus festividades y la atracción lógica
que logra despertar el río que la
enmarca.
Dirección de
Turismo Vieytes 1143 (frente a Puerto La Paz)