Impacta su geografía de aguas y verdor por doquier, así
como los sonidos característicos de la región, tan extraños
y diferentes a los que nos tienen acostumbrados el movimiento
de las ciudades.
La vida en el delta es muy particular y hasta las rutinas
cotidianas son en estas islas un placer diferente.
Enmarcan la costa robustos sauces que remojan sus ramas
en las aguas y la mezcla de ceibos, palmeras, moras,
entre otros arbustos de generoso colorido, le otorgan al
lugar un estilo casi selvático y una imagen exótica que
atrapa al visitante, invitándolo a volver.